"No me gustan los presupuestos. Nunca puedo ceñirme a uno".
"Los presupuestos te impiden divertirte".
"Los presupuestos son aburridos".
Si alguna vez has dicho algo de lo anterior, este post es para ti.
Hace varios años, pasé por un divorcio. Esto devastó absolutamente mis finanzas. No sólo eso, sino que nunca había aprendido a administrar el dinero. Me gastaba lo que ganaba, sin pensar en el ahorro ni en el presupuesto. Si quería algo pero no tenía dinero, lo cobraba. Con el tiempo, mis tonterías me pasaron factura. Las agencias de cobro me llamaban a diario. Las facturas se acumulaban. No sabía qué hacer ni cómo salir del lío que había creado.
Ya es suficiente
Un día me harté. Decidí sentarme y hacer un balance de mi situación financiera. Hice una lista de todas mis deudas y pagos mensuales. La verdad es que me abrió los ojos. Había estado negando la realidad durante mucho tiempo. Cuando vi todo escrito, supe que algo tenía que cambiar. Mi primer paso fue reducir los gastos. Cancelé mi servicio de satélite y compré una antena por aire. Empecé a llevarme el almuerzo al trabajo un par de veces por semana. No me parecían grandes pasos, pero cada pequeño detalle ayudaba.
Actuar
Después de apartar dinero para pagar mis facturas mensuales, dividí el dinero restante en "sobres": cosas como dinero para gasolina, comida, entretenimiento y cuidado de mascotas. Cuando un sobre estaba vacío, tenía que dejar de gastar o decidir de qué otro sobre sacar dinero. Este es un enfoque muy diferente para mí. Antes, gastaba el dinero y luego decidía la categoría correcta.
Con mi nueva mentalidad, cada dólar tenía una función. En resumen, por fin estaba gestionando mi dinero en lugar de que mi dinero me gestionara a mí. Sí, fue un reto. Tuve que decir "no" a varios eventos. Mi FOMO* hizo acto de presencia. Y sí, tuve algunos contratiempos. Pero no perdí de vista el premio y sabía que el trabajo duro daría sus frutos.
He visto la luz
Seis meses después vi la luz al final del túnel. Las llamadas de cobro habían cesado y ya no tenía miedo de abrir mi correo. Mi ansiedad había disminuido. Dormía mejor por la noche. Me sentía con poder.
Años después, sigo utilizando el método del "sobre" y me ha cambiado la vida. Cuando voy a cenar, lo disfruto mucho más porque sé que ya he reservado dinero para pagar mis facturas. No me preocupan los gastos inesperados porque tengo un fondo de emergencia.
Probé varios métodos de elaboración de presupuestos antes de encontrar el que me funcionaba. Hay un montón de ellos. Sigue probando. Los presupuestos no son una solución única para todos.
Y si necesita ayuda para empezar, póngase en contacto con nosotros. Nuestros asesores financieros certificados están aquí para ayudarle, no para juzgarle. Queremos que tenga éxito. Queremos que alcance sus objetivos financieros, por pequeños o grandes que le parezcan.